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Playa Avellana, surf y naturaleza salvaje en Guanacaste

Playa Avellana aerea

Cuando pienso en una playa que combine paisajes de ensueño, olas desafiantes y un ambiente relajado, mi mente se traslada directamente a Playa Avellana (también conocida popularmente como “Playa Avellanas”). Ubicada en la hermosa provincia de Guanacaste, esta joya costera ha ganado fama entre los viajeros que buscan un rincón tranquilo, con un toque aventurero y rodeado de naturaleza por doquier. No en vano la llaman “Pequeña Hawái”, ya que sus olas pueden llegar a alcanzar hasta 18 pies de altura en los días más intensos de surf.

A pesar de que el acceso a Playa Avellana puede ser un poco rústico—especialmente en la ruta final de camino sin asfaltar—el esfuerzo bien vale la pena. Este paraje ofrece una combinación única de aguas claras, arena suave y un manglar cercano que le da un encanto especial. A lo largo de este artículo, te contaré todo lo que necesitas saber para aprovechar al máximo tu visita: desde cómo llegar y dónde alojarte, hasta los rincones gastronómicos que no debes perderte.

Tabla de Contenidos

¿Dónde está Playa Avellana y cómo llegar?

Playa Avellana se sitúa aproximadamente a 16 kilómetros al sur de la conocida Playa Tamarindo, en la región de Santa Cruz, Guanacaste. Si vienes desde el Aeropuerto Internacional de Liberia, llegarás en aproximadamente una hora de viaje (dependiendo del tráfico). Esta playa se encuentra un poco apartada, por lo que la mayor parte del trayecto es muy sencillo por carretera principal, hasta que se toma un desvío que suele estar sin asfaltar y con baches: un 4×4 o un vehículo alto se recomienda para una experiencia más cómoda.

En caso de que no dispongas de coche, la forma más común es llegar primero a Tamarindo y luego usar transporte local o un taxi que recorra el tramo final hasta la playa. Ten en cuenta que los horarios de bus hacia esta zona no siempre son frecuentes, así que asegúrate de verificar con antelación. Una vez allí, encontrarás algún estacionamiento privado (de pago) muy cerca de la orilla. Mucha gente prefiere pagar ese parqueo para tener tranquilidad y evitar dejar sus pertenencias en el coche a la vista.

Un paseo por la historia y el ambiente local

Hace algunos años, el sector de Playa Avellana era prácticamente un secreto entre los surfistas más experimentados y lugareños que valoraban la quietud de la zona. Con el paso del tiempo, se fue ganando fama gracias a sus olas constantes, especialmente durante la marea alta, y hoy es un punto de encuentro para extranjeros y turistas nacionales en busca de un ambiente relajado.

Uno de sus atractivos más comentados es la cercanía con un manglar que, en el pasado, sufrió daños por un terremoto que alteró la dinámica del estero. Aun así, se está recuperando poco a poco y hay un puente de madera muy fotogénico que cruza esta zona, ideal para tomar un par de instantáneas memorables. Los residentes han aportado su granito de arena para rehabilitar la zona, y hoy, el puente se ha convertido en un símbolo de la perseverancia local y del valor de la naturaleza.

A medida que la popularidad ha crecido, han aparecido algunos restaurantes y hospedajes rústicos, pero Playa Avellana mantiene un aire campestre y sereno que encanta a quienes la visitan. Si buscas esa combinación de “lugar secreto” con comodidades razonables, este destino no te va a defraudar.

Características principales de la playa

En Playa Avellana, la arena es clara y de textura suave, en tramos mezclada con pequeños fragmentos de concha y zonas rocosas. El oleaje puede ser fuerte en ciertos puntos, lo que la convierte en un paraíso para el surf, tanto de nivel intermedio como avanzado. Aun así, hay secciones más calmadas donde se forman “pocitas” en marea baja, y allí puedes darte un chapuzón relajado o incluso aventurarte a hacer un poco de snorkel cuando el mar está más sereno.

Playa Avellana arena y rocas

La playa se extiende por varios kilómetros hacia el norte, conectando con el estuario y hacia el sur con Playa Negra, permitiendo largas caminatas junto al Océano Pacífico. Uno de los detalles curiosos es el famoso “Palo” o “árbol seco” que se ve en la arena, convirtiéndose en referencia para algunos surfistas. También es común encontrarte con un paisaje semisalvaje, con árboles de almendro que brindan sombra natural.

En su zona central destaca el manglar y el icónico puente de madera. Anímate a explorarlo: te toparás con raíces retorcidas y vegetación costera que contrasta con el fondo azul del mar. Este entorno es bastante fotogénico, así que no olvides la cámara ni el respeto por el medioambiente (no dejes basura ni intentes alimentar a los animales locales).

Actividades y atracciones cercanas

  • Surf: La reina indiscutible de las actividades en Playa Avellana. Tanto si eres un experimentado de las olas como si apenas empiezas, podrás encontrar el lugar ideal para tu nivel. Si eres principiante, hay instructores en la playa y tablas de alquiler cerca del estacionamiento.
  • Senderismo en el manglar: Atravesar el puente de madera y observar la transición entre bosque costero y playa es una experiencia única. Algunas zonas del manglar están en recuperación, pero aun así verás aves y fauna local si prestas atención.
  • Tours en los alrededores: Desde aquí puedes contratar excursiones en bote para buscar tortugas marinas en temporada o disfrutar de paseos a caballo. También hay quienes ofrecen tours de pesca deportiva.
  • Mercados y artesanías: Aunque no es un lugar masificado, si te acercas a Tamarindo (a pocos kilómetros), encontrarás mercados de artesanías y tiendas de souvenirs con productos locales, desde ropa playera hasta adornos en madera o cerámica.

Parajes y maravillas naturales cercanos

En tu visita a Guanacaste, puedes aprovechar para ir al Parque Nacional Marino Las Baulas, ubicado a pocos kilómetros de Playa Grande. Esta reserva protege a las tortugas baulas y otras especies marinas, ofreciendo recorridos guiados fascinantes, sobre todo en época de anidación. Si te encantan las caminatas, el Parque Nacional Rincón de la Vieja está un poco más lejos, pero te brinda cataratas, aguas termales y senderos volcánicos impresionantes.

Si te animas a recorrer más, te sugeriría acercarte a Playa Tamarindo para vivir un ambiente más festivo y con mayor variedad de bares y restaurantes. Por otro lado, Playa Negra es el epicentro de los surfistas que desean olas intensas y un ambiente todavía más tranquilo. Ambas se encuentran a poca distancia en coche y valen la pena para variar de escenario.

Para quienes aman los sitios menos concurridos, explorar calas alrededor de Playa Avellana es una aventura especial. Durante la marea baja, puedes caminar largos tramos de costa, encontrando piscinas naturales y peñascos fotogénicos.

Gastronomía local y restaurantes

En esta zona de Guanacaste, el clásico casado con arroz, frijoles, plátanos maduros y pescado fresco nunca falta en los restaurantes más sencillos. Además, podrás probar el ceviche al estilo costarricense, que suele servirse con patacones y una salsa picante opcional.

Uno de los sitios más icónicos frente a la playa es el famoso restaurante de la cerdita Lola, apodado “Lola’s”, donde antes solía pasearse un cerdo gigante por la orilla del mar. Más allá de la anécdota, el lugar tiene un ambiente relajado, con pizzas, cócteles y platos frescos. Eso sí, algunos visitantes mencionan que los precios pueden ser un poco elevados, así que conviene ir preparado.

Si prefieres algo más económico, a lo largo del camino que conecta con Tamarindo o en las pequeñas sodas locales, puedes encontrar comida típica costarricense a precios más asequibles. Es común que los lugareños te recomienden platillos como arroz con mariscos o el refresco de tamarindo bien helado para mitigar el calor.

Alojamiento y hoteles en Playa Avellana

A pesar de no ser un núcleo turístico tan grande como Tamarindo, en Playa Avellana encontrarás opciones para diferentes presupuestos. Desde hoteles boutique y pequeñas cabinas para surfistas, hasta resorts lujosos como el JW Marriott en la cercana Hacienda Pinilla, pensado para quienes buscan instalaciones de primer nivel y un campo de golf de 18 hoyos.

Si tu estilo es más aventurero y deseas sumergirte en la naturaleza, hay campings sencillos donde puedes montar tu tienda y despertar con el sonido de las olas. Asimismo, existen alojamientos de rango medio que ofrecen un ambiente rústico pero cómodo, perfectos para grupos de amigos que quieran compartir gastos y experiencias surferas.

En temporada alta (diciembre-abril), la zona recibe más afluencia de viajeros, por lo que conviene reservar con tiempo. Si deseas un poco más de vida nocturna, algunos prefieren dormir en Tamarindo o Playa Langosta y desplazarse a Playa Avellana durante el día.

Consejos para una experiencia ideal

Viajar en la estación seca (de diciembre a abril) suele ser la mejor idea para asegurar días soleados y rutas de acceso en mejores condiciones. Sin embargo, visitar en temporada verde también tiene su encanto, pues el paisaje se vuelve más verde y hay menos gente. Solo revisa el estado de las lluvias y no olvides que la carretera puede presentar lodo y baches.

En cuanto a seguridad, se han reportado casos de robo en vehículos estacionados. Lo más sensato es pagar un parqueo vigilado o no dejar objetos de valor a la vista. Mantén siempre una actitud de respeto hacia la comunidad local: la playa es pública y, aunque haya zonas con acceso algo limitado, todos tienen derecho a disfrutarla. Asimismo, respeta la fauna: no alimentes mapaches o monos, ya que pueden volverse insistentes.

Empaca repelente de insectos, bloqueador solar de alto factor, agua suficiente y algo de comer si planeas quedarte varias horas, especialmente si no quieres gastar en restaurantes caros. Y por supuesto, lleva calzado adecuado, pues el puente y algunas zonas de rocas pueden requerir más agarre que unas simples sandalias.

Mi vivencia personal: anécdotas y consejos

La primera vez que llegué a Playa Avellana, me sorprendió el contraste entre el manglar con árboles secos y el vibrante azul del Pacífico. Crucé el famoso puente de madera a primera hora de la mañana y escuché el canto de aves costeras, algo que parecía sacado de un documental de vida salvaje. En esa ocasión, recuerdo que me topé con un par de surfistas veteranos que se habían establecido allí años atrás y vivían en una cabaña rústica frente al mar.

Conversar con ellos fue una de las mejores anécdotas de mi viaje: me contaron cómo la playa era prácticamente virgen hace dos décadas, y cómo la llegada paulatina de turistas no ha roto todavía ese encanto de “lugar escondido”. También me dieron un consejo que nunca olvidaré: no dejar jamás la mochila en la arena mientras estaba en el agua, pues algún despistado podría llevarse mis pertenencias. Más vale prevenir que lamentar.

Por último, me encantó acampar una noche junto a un grupo de amigos. Escuchar las olas a lo lejos y el “ronquido” de los monos congos en los árboles cercanos fue mágico. Aunque admito que me asusté un poco con sus sonidos, al final todo resultó ser una vivencia inolvidable. <br>

Dudas comunes de los viajeros

  • ¿Es apta para nadar o solo para surf?
    Aunque Playa Avellana destaca por sus olas para surfear, hay tramos con menor oleaje donde puedes darte un baño tranquilo. Simplemente sé precavido con las corrientes y chequea las condiciones de la marea.
  • ¿Se puede llegar en coche normal o necesito 4×4?
    Depende de la época del año. En temporada seca, un turismo normal podría bastar si manejas con cuidado. Sin embargo, con lluvias fuertes, un 4×4 puede evitarte dolores de cabeza en el camino de acceso.
  • ¿Hay supermercados o cajeros automáticos cercanos?
    No hay grandes supermercados en la orilla, así que conviene llevar provisiones. Para hacer compras más completas o sacar dinero, lo mejor es acercarse a Tamarindo, donde encontrarás más infraestructura.
  • ¿Existe transporte público hasta la playa?
    Hay un autobús desde Tamarindo que pasa por Avellanas (consulta horarios actualizados), pero no es muy frecuente. Muchos optan por taxi o transporte privado.

¿Por qué Playa Avellana debería estar en tu lista de viajes?

Visitar Playa Avellana es sumergirte en la Costa de Guanacaste de forma auténtica, sin el bullicio excesivo de las zonas más turísticas, pero con la dosis justa de restaurantes y actividades para pasarlo genial. Es el destino perfecto si buscas surf de calidad, paisajes naturales bellísimos y la posibilidad de pasear entre manglares o dormir casi a la orilla del mar.

Si bien el camino puede resultar un poco complicado y hay que tomar precauciones para evitar robos o contratiempos, la experiencia de contemplar un atardecer espectacular, probar la gastronomía típica y sentir la libertad de nadar o surfear en estas aguas justifica cada kilómetro. En resumen, Playa Avellana combina lo mejor de la esencia guanacasteca: arena clara, vibras relajadas y la promesa de una aventura inolvidable. ¡Anímate a descubrir por ti mismo este encantador rincón de Costa Rica!