
¿Te imaginas una playa rodeada de selva exuberante, arena clara y aguas cristalinas cargadas de vida marina? Pues así es Playa Chiquita, un rincón lleno de encanto que se encuentra cerca de Puerto Viejo, en la provincia de Limón, a orillas del Caribe sur costarricense. Desde que la descubrí, supe que este lugar ofrecía una combinación única de descanso, aventuras y conexión con la naturaleza más pura.
En este artículo te contaré todo lo que necesitas saber para disfrutar de la magia de Playa Chiquita: cómo llegar, sus características, las actividades que puedes hacer y mi propia experiencia en esta playa que, aunque “chiquita” de nombre, te regala momentos enormes de felicidad. ¡Acompáñame a descubrir por qué se ha convertido en una de mis favoritas del Caribe de Costa Rica!
¿Dónde está Playa Chiquita y cómo llegar?
La zona en que se ubica Playa Chiquita forma parte del Caribe sur de Costa Rica, cerca de Puerto Viejo de Talamanca y a pocos kilómetros de Manzanillo. Se encuentra inmersa en un ambiente de bosques tropicales donde los monos aulladores y los perezosos se dejan ver con frecuencia. Además, está próxima a otras playas como Punta Uva y Playa Cocles, famosas por sus paisajes paradisíacos y oleaje variado.
Si llegas desde San José, la capital de Costa Rica, lo habitual es conducir unas cuatro o cinco horas hasta Puerto Viejo de Talamanca. El viaje es largo, pero los paisajes tropicales por la ruta te mantendrán maravillado. Una vez en Puerto Viejo, solo tendrás que avanzar unos 6 km más hacia el sur hasta Playa Chiquita, fácilmente accesible por carretera. Quienes prefieran volar, pueden optar por el Aeropuerto Internacional de Limón —a poco más de una hora de distancia por carretera— y desde allí tomar un transporte privado o alquilar un automóvil.
El transporte público también es buena alternativa para viajeros más aventureros: hay autobuses diarios que salen desde San José hasta Puerto Viejo, y luego un bus o taxi local te acercará a la entrada de la playa. Una vez dejes atrás la carretera, encontrarás un pequeño sendero peatonal que te conducirá hasta la orilla. Ese caminito, rodeado de vegetación espesa y cangrejos azules, es parte del encanto de esta playa.
Un poco de historia y ambiente caribeño
Esta parte del Caribe costarricense, incluida Playa Chiquita, ha sido tradicionalmente habitada por comunidades afrocaribeñas que llegaron hace generaciones y le dieron a la zona un aire relajado y festivo. Además, la influencia indígena bribri y cabécar se siente en la cultura local y en el profundo respeto por la naturaleza que se percibe en cada rincón.
Hace años, Puerto Viejo comenzó a atraer a surfistas de todo el mundo por sus famosas olas en Salsa Brava, y ese ambiente deportivo y multicultural se extendió poco a poco hasta las playas vecinas, entre ellas Playa Chiquita. Sin embargo, pese al flujo de visitantes, esta playa ha conservado un entorno tranquilo, casi privado, que la hace muy apreciada por viajeros que buscan desconexión y un ambiente más íntimo.
La primera vez que escuché sobre Playa Chiquita fue en las reseñas de otros viajeros que hablaban de la cercanía de la selva con el mar, y de cómo es muy común ver perezosos y monos en los árboles cercanos a la arena. Me animé a visitarla y constaté que, efectivamente, mantiene esa esencia caribeña original con un ritmo pausado, ideal para quien busca recargar energías lejos del bullicio de las zonas más turísticas.
Características principales de la playa
Uno de los mayores atractivos de Playa Chiquita es su arena clara y suave, con matices entre blanca y dorada que contrastan con la vegetación frondosa. A simple vista se aprecia que no es una playa muy extensa en ancho, pero su forma algo irregular crea varias pequeñas calas, lo que otorga rincones casi privados para disfrutar con tranquilidad. Al estar rodeada de árboles, también cuentas con zonas de sombra donde resguardarte del sol.

El oleaje aquí suele ser moderado, aunque depende de la temporada. Durante ciertos meses, el mar puede presentar corrientes fuertes y conviene ser precavido. En la marea baja se forman “piscinas naturales” entre las rocas y los arrecifes de coral, perfectas para relajarse y observar pececillos de colores. Varios viajeros comentan que el agua es templada y muy agradable para nadar.
A nivel de equipamiento, Playa Chiquita conserva un perfil más bien virgen. No encontrarás duchas públicas ni servicios muy desarrollados directamente en la arena, de modo que conviene llevar lo esencial para tu visita: hidratación, bloqueador, toalla y algo de comida ligera si piensas quedarte varias horas. Todo esto refuerza la sensación de estar en un pequeño paraíso natural, alejado del bullicio.
Actividades y atracciones cercanas
- Snorkel y buceo: Sus formaciones coralinas son un espectáculo para los amantes del snorkel. En días de mar calmado, puedes descubrir erizos, peces de vivos colores y pequeñas anémonas. Diversos guías locales ofrecen recorridos para explorar las zonas más seguras.
- Paseos en kayak y paddle board: Al estar protegida por algunos arrecifes, es posible remar con relativa comodidad en las cercanías de la costa. También se organizan excursiones hasta otras playas próximas, como Punta Uva.
- Tours de observación de fauna: Uno de los planes favoritos es visitar el Jaguar Rescue Center, ubicado a pocos minutos en vehículo. Allí puedes conocer de cerca perezosos, monos, reptiles y aves en proceso de rehabilitación. Además, algunas fincas de chocolate (como Chocorart) ofrecen tours para aprender del cacao y su importancia en la región.
- Visita a mercados y tiendas locales: Si quieres llevarte artesanías o recuerdos, en Puerto Viejo se concentran la mayoría de las tiendas y pequeños mercados donde encontrarás souvenirs únicos con sabor caribeño.
Parajes y maravillas naturales cercanos
Muy cerca de Playa Chiquita se extiende el Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, un tesoro natural donde la selva se mezcla con playas vírgenes, manglares y arrecifes. Allí puedes contratar caminatas guiadas, safaris nocturnos o excursiones para ver delfines y manatíes en ciertas épocas del año.
No dejes de explorar las playas vecinas: Playa Cocles, situada entre Puerto Viejo y Playa Chiquita, es popular para surfear; Playa Punta Uva, reconocida por sus aguas transparentes y ambiente sereno; y Playa Manzanillo, donde se acaban literalmente los caminos y comienza la aventura selvática. Cada una tiene un encanto particular y se pueden visitar incluso en un mismo día, alquilando bicicleta o con un vehículo propio.
Para una experiencia distinta, te recomiendo acercarte al Parque Nacional Cahuita, a unos 20 o 25 minutos en coche. Es famoso por su sendero costero que combina selva y playa, y por su arrecife de coral donde se puede bucear para observar tortugas marinas, peces tropicales y otra gran variedad de fauna marina.
Gastronomía local y restaurantes
Si hay algo que enamora del Caribe costarricense, es su gastronomía. Alrededor de Playa Chiquita y en Puerto Viejo encontrarás un sinfín de sabores afrocaribeños: el rice & beans (arroz con frijoles rojos, coco y especias), el rondón (un guiso de pescado con leche de coco) y los deliciosos patacones son platos que no puedes perderte. Sumado a esto, verás opciones para todos los gustos, desde comida italiana hasta fusiones mediterráneas y vegetarianas.
En mi caso, me encantó probar las pizzas con un toque caribeño en un pequeño local que encontré casi a pie de carretera. También escuché muy buenas reseñas de Pura Gula, donde mezclan ingredientes frescos con recetas creativas, y de El Nido ’e Pulecenella del Caribe, que ofrece deliciosas pizzas de horno de leña. Sea donde sea que te aventures a comer, la frescura y la influencia de la cultura local hacen que la experiencia sea toda una delicia.
Para los que quieran algo más relajado, varios cafés y sodas ofrecen desayunos y almuerzos sencillos pero llenos de sabor. Prueba algún smoothie con frutas exóticas o un clásico refresco de carambola, te aseguro que te encantará su dulzor natural.
Alojamiento y hoteles en Playa Chiquita
En los alrededores de Playa Chiquita abundan los pequeños lodges y cabañas construidos al estilo caribeño, muchas veces rodeados de jardines tropicales y con fácil acceso a la playa. Sitios como El Nido Jungle Lodge, La Kukula Lodge o el Hotel Aguas Claras se destacan por su cercanía con la naturaleza y su atmósfera tranquila. Algunos tienen piscinas al aire libre o servicios de spa para relajarte aún más.
Si deseas vivir una experiencia ecológica, hallarás alojamientos con diseños muy integrados a la selva, donde los monos aulladores pueden despertarte por la mañana. Para presupuestos más ajustados, existen hostales y casitas familiares sencillas, pero llenas de encanto. También puedes encontrar opciones tipo “villa” con piscina privada y varias habitaciones, ideal para grupos de amigos o familias grandes.
En general, es recomendable reservar con anticipación, sobre todo en temporada alta y fines de semana, pues la zona se ha popularizado bastante. Eso sí, conserva un aire sosegado en comparación con otras playas más concurridas del país.
Consejos prácticos para una escapada perfecta
La mejor época para visitar Playa Chiquita suele coincidir con los meses más secos en la costa caribeña, que por lo general son febrero, marzo, abril, agosto, septiembre y octubre. No obstante, el clima del Caribe puede ser variable en cualquier momento del año, así que ven preparado para algún chaparrón ocasional. Esa mezcla de sol y lluvia hace posible la exuberancia de la selva.
En cuanto a seguridad, si bien esta playa es tranquila, conviene tomar precauciones básicas: no dejes objetos de valor a la vista cuando te bañes, y evita caminar solo de noche por zonas aisladas de la playa. Además, pon atención a las corrientes. Aunque muchas veces el mar luce calmado, algunas áreas pueden tener oleaje o resaca.
Empaca repelente de insectos, bloqueador solar de alto factor, un gorro para el sol y ropa fresca para el día. No olvides un calzado cómodo para recorrer los senderos en la selva, y una linterna si planeas caminar en la tarde-noche. Así disfrutarás al máximo sin contratiempos.
Mi vivencia personal: momentos inolvidables en Playa Chiquita
La primera vez que pisé Playa Chiquita, me llamó la atención el pequeño puente de madera que cruzas para llegar, rodeado de vegetación y del canto de aves. Fue como adentrarse en un rincón secreto del Caribe. Al asomarme a la orilla, el contraste de la selva intensa con las aguas turquesas me dejó sin palabras.
Recuerdo perfectamente cómo la marea baja reveló unas formaciones rocosas que generaban piscinas naturales. Me acomodé en una de ellas y me dediqué a observar peces de colores nadando a mi alrededor. ¡Era como tener un acuario privado! Además, tuve la fortuna de ver cangrejos azules moviéndose con sigilo entre las rocas.
Por la tarde, la puesta de sol tiñó el cielo de tonos rosáceos, y el sonido lejano de la música reggae desde alguna casita cercana le daba ese ambiente caribeño tan relajado. Fue un día perfecto que culminó cenando patacones con salsa caribeña, charlando con lugareños y sintiendo que el tiempo pasa más lento en este pedacito de paraíso.
Dudas frecuentes sobre Playa Chiquita
- ¿Es apta para familias con niños?
Sí, aunque siempre hay que vigilar el oleaje y las corrientes. Cuando el mar está tranquilo, la parte cercana a la orilla es ideal para chapotear. Si los peques se cansan del mar, tienen mucha sombra natural bajo los árboles. - ¿Dónde estacionar el carro?
Hay una pequeña zona de parking gratuito a un costado de la carretera, desde donde un sendero corto lleva directamente a la playa. Eso sí, en temporada alta puede llenarse rápido, por lo que conviene llegar temprano. - ¿Se puede llegar fácilmente en bicicleta?
¡Claro! De hecho, mucha gente alquila bicis en Puerto Viejo y pedalea hasta Playa Chiquita, disfrutando del camino costero. Son menos de 7 km y casi todo el trayecto es plano.
¿Por qué Playa Chiquita debería ser tu próxima aventura en Costa Rica?
La atmósfera íntima de Playa Chiquita enamora a quienes buscan un lugar tranquilo en el Caribe tico. Su mezcla de vegetación selvática, aguas cristalinas y un oleaje moderado la convierte en una alternativa perfecta para relajarte y estar más cerca de la naturaleza. Además, te ofrece la oportunidad de conocer proyectos locales de conservación y deleitarte con la cultura caribeña, tanto en su gastronomía como en la calidez de su gente.
Es cierto que la falta de servicios en la misma arena —como duchas o chiringuitos— puede suponer un “inconveniente” para viajeros que prefieren comodidades a pie de playa. Sin embargo, esta sencillez es parte de la experiencia y contribuye a preservar su esencia casi virgen y su atmósfera de refugio apartado.
Si buscas saborear la auténtica vibra afrocaribeña, sentir el rumor de la selva al despertarte, explorar arrecifes de coral y, al mismo tiempo, contar con opciones de restaurante y hospedaje de diferentes gamas, Playa Chiquita es el destino que no querrás perderte. ¡Atrévete a vivir este rincón único del Caribe sur costarricense!